España se ha convertido en el quinto país en el mundo en regular la eutanasia. Una posibilidad que se puede aplicar en determinados supuestos dentro del Sistema Nacional de Salud y no exenta de polémica.

Actores implicados como la OMC (Organización Médica Colegial) y SECPAL (Sociedad Española de Cuidados Paliativos) han presentado una Guía de Cuidados Paliativos con el fin de evitar la que eutanasia.

Existen grandes diferencias entre cuidados paliativos y eutanasia que Marcos Gómez Sáncho, médico director del Observatorio de Atención Médica al Final de la Vida, una iniciativa de OMC y SECPAL, se ha encargado de explicar:

• En la sedación paliativa la intención pasa por aliviar el sufrimiento del enfermo. Sin embargo, en la eutanasia la intención es acabar con la vida.
• Para la sedación paliativa se usan fármacos como benzodiacepinas y más concretamente midazolán, en la mayoría de los casos, y en algunos levopromazina o barbitúricos si hay delirium hiperactivo. En la eutanasia directamente se utilizan baritúricos.
• El procedimiento también difiere ya que durante la sedación se utilizan dosis mínimas para alcanzar el objetivo, disminuir la conciencia del enfermo para evitar sufrimiento. La eutanasia, por su parte, usa dosis letales.
• El resultado para el primero es dormir y no sufrir, y en el caso del segundo la muerte.
• Y también hay diferencias en cuanto a la supervivencia. Un enfermo sedado puede sobrevivir horas o un pequeño número de días mientras que con la eutanasia la duración es de minutos.

Con lo anterior, y defendiendo la sedación paliativa, la Organización Médica y la Sociedad Española de Cuidados Paliativos publican una guía que creen podrán necesitar entre el 50 y el 60% de pacientes al final de su vida, con un objetivo claro, que “ningún médico pueda decir que no sabe hacerlo, porque está perfectamente detallado”.

Asimismo, el director del Observatorio ha insistido en la necesidad de crear una ley nacional de cuidados paliativos (solo existe en siete comunidades que tienen normativa propia).

Fuente: Observatorio de Atención Médica al Final de la Vida