No es la primera vez que ocurre, ya en agosto de 2020 hubo polémica sobre cómo y cuándo usar los diferentes tipos de mascarilla, quirúrgicas, FFP2 o caseras (de tela). 

Ahora, cinco meses después, y tras la nueva cepa de Coronavirus procedente de Reino Unido, la controversia se reaviva al vetarse estas últimas (las caseras y sin homologar) en países como Alemania, Austria o Francia por carecer de efectividad en la protección contra el virus. Es más, la lupa de las autoridades sanitarias se ha puesto sobre las quirúrgicas…

Austria fue pionera en obligar al uso de la FFP2 en espacios públicos, como supermercados o transporte, y para compensar la diferencia económica con respecto a las quirúrgicas prometió entregar gratis este tipo de mascarilla a los ciudadanos con bajos ingresos y a los mayores de 65 años. Su objetivo es impedir que el virus siga extendiéndose en un país confinado desde el 26 de diciembre.

El 18 de enero, un día después que sus vecinos austriacos, fue Alemania la que optaba por esta solución, siendo más restrictivos al eliminar las mascarillas caseras de tela y sin homologar, no permitiendo a los cuidados que usasen este tipo de tapabocas acceder a servicios de la administración, transporte público o comercios. La población alemana permanece confinada desde el pasado 2 de enero hasta el 14 de febrero, como mínimo.

Por su parte, Francia, de momento, ha sido el tercer país en vetar las mascarillas de tela ya que, según las autoridades sanitarias francesas, solo filtran el 70% de las partículas y no se ajustan bien a la cara. De este modo, recomienda el uso de mascarillas con un filtrado superior al 90%, rango que cumple las quirúrgicas o textiles de categoría 1, además de las FFP2 y equivalentes (KN95 o N95, por ejemplo)

España de momento no ha dado ningún paso, más allá de que el pasado 7 de octubre el Gobierno desaconsejó el uso de las de tela en ambulatorios u hospitales y algunas comunidades como las de Euskadi, Galicia, Valencia, Canarias o Castilla y León si las vetasen en este entorno.

Actualmente, el Gobierno aconseja las mascarillas quirúrgicas a posibles enfermos con síntomas, y solicita evitar las FFP2 en personas sanas para evitar problemas de suministros entre el personal sanitario de riesgo.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) opina que las mascarillas caseras continúan siendo tan efectivas como siempre, considerando que “pueden ser utilizadas por todas las personas menores de 60 años que no tenga problemas de salud”, explica Maria Van Kerkhove, responsable de la gestión de la pandemia de la OMS.

Apunta, además, que “los países son libres de tomar las medidas que consideren necesarias” pero que, a pesar de que las variantes del Covid pueden ser más contagiosas no existe “ningún indicio que sugiera que el modo de transmisión haya cambiado”

Ahora solo queda esperar a si el resto de países siguen el camino marcado por Austria, Alemania o Francia o continúa con las recomendaciones de la OMS respecto a las mascarillas.