Sin duda, los datos confirman que España se enfrenta a una tercera ola Covid. 

Pese a la experiencia adquirida durante los últimos diez meses, los recursos son limitados y la sanidad privada teme que nuevamente se decrete anular toda programación en clínicas y hospitales privados para tratar a pacientes Covid.

Una situación que parece que cada vez está más cerca y para la que el presidente de la Alianza de la Sanidad Privada (Aspe), Carlos Rus, solicita que “solo se desprogramen las actividades que requieran UCI y que continúen realizando intervenciones para evitar las listas de espera que ya se están produciendo”

Una paralización que duró tres meses, que unida a la caída de la actividad posterior provocó el cierre de 3.000 empresas, acelerando el proceso de concentración del sector ante la falta de ingresos. Datos que aporta Rus, en un encuentro digital con medios, donde asegura que se trata de “una expropiación de servicios que amenaza nuestra financiación y solvencia. La sanidad no puede ser desprogramada, ya que atenta contra nuestra propia supervivencia si no se diferencian territorios”.

Según afirma, ya existe una autonomía (Comunidad Valenciana) que ha solicitado desprogramar la actividad privada ante la tercer ola, solicitando que “permitan realizar intervenciones sin UCI” y pone como ejemplo, en este sentido, el pacto alcanzado en Andalucía, señalando que “esto sería lo lógico”.

En el cierre de las empresas mencionadas también tuvo que ver el retraso en el pago por parte de las autonomías por la derivación de pacientes a centros sanitarios privados, indicando que “únicamente Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid han pagado a la sanidad privada por tratar a pacientes Covid, mientras que en Andalucía se han sentado las bases para un marco de tarifas estable”.

Para el proceso de vacunación, el presidente de ASPE señala como fundamental la intervención de los 460 hospitales y las miles de clínicas privadas, argumentando que se trata de “un recurso estratégico, complementario y flexible y estamos ante uno de los mayores desafíos de salud pública de la historia” recalcando que al menos cuatro autonomías ya han contactado para coordinar una actuación conjunta.

Rus declara que desean convertirse en “un circuito alternativo de vacunación para tratar directamente con farmacéuticas cuando no haya problemas de aprovisionamiento” además, apunta a que “uno de los más beneficiados de ese circuito alternativo sería el turismo, cuyos trabajadores necesitan estar inmunizados para cuando empiece la temporada alta”.

La Alianza de la Sanidad Privada pone como ejemplo a Reino Unido, donde están involucrados en el proceso de vacunación los centros privados, públicos, farmacias e incluso personal de aerolíneas con conocimientos básicos para poner una inyección subcutánea, vacunando a “un ritmo de 200.000 ciudadanos al día”

Rus aprovechó para señalar a autonomías como Comunidad Valenciana, Castilla y León o Canarias que no han incluido al personal sanitario privado en el calendario de vacunación, algo intolerable, observando un “sesgo ideológico que hace que sean tratados de forma diferente”.

Fuente: Carlos Rus, presidente de la Alianza de la Sanidad Privada (Aspe)