Comienza a revisarse la vacuna rusa contra el Covid-19. Sputnik V está a un paso de convertirse en la quinta vacuna aprobada por la Unión Europea, tras la revisión de CHMP (Comité de Medicamentos Humanos de la EMA).
Basado en los resultados de los estudios de laboratorio y los clínicos en adultos que indican que la vacuna rusa genera la producción de anticuerpos y células inmunes frente al Covid-19.

De ahí que la EMA evalúe los datos para decidir si los beneficios superan los riesgos y solicitar formalmente la autorización de comercialización. Una evaluación que se desarrollará con las estándares habituales en cuanto a eficacia, seguridad y calidad, sin poder predecir, en cualquier caso, los tiempos.

Sputnik V pretende preparar al cuerpo para defenderse de la infección por SARS-CoV-2, que usa proteínas externas para ingresar en las células humanas causando la enfermedad.

La vacuna rusa está formada por dos virus diferentes, pertenecientes a los adenovirus, Ad26 y Ad5. Unos adenovirus modificados para contener el gen que produce la proteína de pico SARS-CoV-2. Si no pueden reproducirse, no pueden causar la enfermedad.

Los adenovirus se suministran por separado, usando Ad26 en la primera dosis, y Ad2 en una segunda inyección que pretende potenciar el efecto de la vacuna.

Tras las dos inyecciones, la vacuna transporta el gen SARS-CoV-2 a las células del cuerpo. Unas células que usarán el gen para producir la proteína de pico. El sistema inmunológico de cada persona se encargará de tratar esta proteína de pico como extraña, produciendo anticuerpos y células T (defensas naturales) contra ella.

De este modo, si la persona vacunada experimenta contacto con el virus su propio sistema inmunológico reconocerá la proteína de pico y estará preparado para combatirlo.

Fuente: Comité de Medicamentos Humanos de la EMA