En los últimos años muchos estudios han situado la sanidad española en tercer, segundo o, incluso, primer lugar del mundo. Y así lo hemos publicado y compartido orgullosos. (Eurohealth Cosumer Index 2018, The Global Competitiveness Report)

Sin embargo, la llegada del Covid19 a nuestro país nos obliga a poner en duda ese ranking de sistemas sanitarios.

Ha quedado demostrado que países como Alemania o Corea del Norte, que nunca estuvieron en los primeros puestos de estas clasificaciones, disponen de un sistema sanitario que ha sido capaz de enfrentarse a la pandemia con resultados mucho más eficientes que uno de los mejor valorados del mundo.

Pero como contrapartida a la controversia que puedan suponer los estudios que generaron el Ranking, ha quedado muy claro que el personal sanitario español sí está en los primeros puestos. Porque aún contando con recursos escasos, con una tardía planificación en la que no han podido intervenir, falta de coordinación y anticipación, se han enfrentado, a pesar de todo lo anterior, con valentía y profesionalidad arriesgando su vida y exponiendo a su entorno más cercano.

Nuestros profesionales han sabido estar a la altura de su juramento llevándolo todavía más lejos, adquiriendo competencias que no les correspondían (sobre todo, según todas las fuentes, debido a la falta de equipamiento profesional).

Por su elevada calidad humana, profesionalidad, preparación y en respuesta a una necesidad social urgente, ellos han estado ahí. No han dado ni un paso hacia atrás. Como homenaje y reforzando esta afirmación, grandes nombres del ámbito sanitario nacional nos han dejado durante esta crisis. Muchos están ingresados y enfermos, pero ninguno de ellos olvidará lo que ha significado esta pandemia.

Por desgracia, es muy probable que sí lo olvide la sociedad en el momento que a la “nueva normalidad”, quizás porque ninguno de esos profesionales quiso hacer propaganda de su entrega, obtener rédito de su valentía y heroicidad, queriendo ocupar las portadas de las más prestigiosas ediciones impresas o digitales, porque el profesional sanitario dirá que estaba cumpliendo con su deber.

Es hora pues, de que la sociedad cumpla con el suyo, hacia ellos.

Sabemos que llegará el momento de analizar y depurar o exigir responsabilidades, pero no nos corresponde a nosotros hacer una valoración más allá de estas líneas.

Lo que sí hacemos es invitar a todos a reflexionar y ver al sanitario de la forma que se merece. Que el próximo día, semana o mes, cuando visitemos a un médico por una prueba diagnóstica o una simple revisión, pensemos antes de quejarnos del tiempo de espera, la atención recibida o la tarifa abonada.

No es posible calibrar el agradecimiento adeudado a estos profesionales, deuda que no debemos olvidar nunca, porque ¿quién sabe? puede que mañana llegue un Covid-20. Y entonces, ¿quién volverá a la primera línea con o sin equipamiento?

España no tiene el mejor sistema sanitario del mundo, ni siquiera ocupa un segundo o tercer puesto y, a pesar de ello, tiene los mejores profesionales sanitarios del mundo.