Después de un año de pandemia y una importante crisis socioeconómica que ha dejado secuelas psicológicas en parte de la población, los gobiernos hablan de priorizar el tema de la salud mental de cara a los próximos meses.

Un tema que preocupa, a pesar de que parecía pasar desapercibido años atrás, y en el que el Departamento de Salut de Cataluña ya ha empezado a trabajar para dotar de servicios inmediatos a la población. Para ello, han invertido 1,3 millones de euros en la atención al trastorno de conducta alimentaria y 2,9 millones de euros en la rehabilitación comunitaria. La atención primaria y la contratación de personal ha sido otro de los sistemas reforzados.

Desde Salut hablan de los efectos y catalogan de cuatro los impactos que ha tenido la pandemia en la salud mental.

El primero de ellos ocurriría al inicio de la pandemia con la llegada del confinamiento. El segundo con el retraso de los diagnósticos. El tercer impacto habla de la demora en los procesos de la recuperación de las personas diagnosticadas antes de la pandemia. Y el último y cuarto, sobre las consecuencias emocionales que ha provocado, y sigue provocando, la crisis sanitaria.

Y es que, ya es una realidad que la crisis sanitaria ha dejado efectos devastadores en la salud mental de los ciudadanos provocando tristeza, angustia e incertidumbre. Unos efectos que, si no se tratan, podrían desencadenar en graves trastornos.

De hecho, hace una semanas, La Vanguardia organizó un debate en colaboración con la Generalitat, en el que doctores y profesionales hablaron de las necesidades actuales y futuras de la salud mental.

A pesar de que, en un principio, los ciudadanos se adaptaron bien a la situación, el paso de los meses ha ido generando casos de psicopatologías, aumento de los trastornos de ansiedad, depresivos o por estrés agudo, estrés puesto traumático y un incremento de patologías entre los adolescentes, como señaló el doctor Joan Vegué en el encuentro.

Por su parte, la doctora Maite Garolera alertó que lo que vendrá después será peor, puesto que de más de un millón de las personas que pasaron el Covid, un gran porcentaje tendrá problemas neurológicos y psiquiátricos.

Actualmente, los adolescentes son una de las partes de la población con mayor índice de trastornos en la conducta alimentaria (un 25% más padecen anorexia) y autolesiones e intentos de suicidio ( un 27% más entre los jóvenes).

Sin embargo, no solo ha afectado a los ciudadanos de a pie. Las personas y profesionales que han estado luchando en primera línea durante toda la pandemia también son los más perjudicados. Los expertos señalan que 9 de cada 10 enfermeras ya manifiestan síntomas de estrés, angustia o ansiedad.

Teniendo en cuenta la necesidad que hay por modificar el sistema de salud mental de nuestro país, el doctor Blanch habló de que  “una de las claves es reforzar la atención primaria en salud mental. Es la primera línea que atiende los problemas de ansiedad o depresión que no sueño graves. Ya hace tiempo que estamos trabajando en este cambio de modelo pero el proceso es lento. Tenemos claro hacia dónde tenemos que ir pero tiene que ser una cosa progresiva. Somos conscientes de las necesidades que hacen falta. Pero el número de personas que se forman es limitado”.

Aun así, y aunque todavía quede un largo recorrido por hacer para cubrir las necesidades reales de los ciudadanos, Salut anunció que doblará el número de plazas de psicología clínica. Aunque se desconoce cuándo.

Mientras, ya se trabaja en proyecto como el Peer2peer. Se trata de un modelo que ya aplican otros países y que consiste en formar a personas que ya han padecido trastornos psicológicos para acompañar a pacientes con problemas parecidos.

Sin embargo, los expertos insisten en que es necesario resolver las carencias de atención terapéutica y mejorar la digitalización del sistema público.

Fuente: Departamento de Salut de Cataluña y La Vanguardia